Antonio Stoppani (paleontólogo italiano que vivió entre 1824 y 1891), acuñó el término Antopozoico para referirse a una Nueva Era Geológica que sustituiría a la Cenozoica actual, que se extiende desde hace unos 66 millones de años hasta nuestros días y cuya última Época (el Holoceno), se incluye dentro del periodo Cuaternario, en el que tuvo lugar la explosión de vida animal en la tierra y en la que el Homo Sapiens hizo su aparición.
Este período interglacial, se caracteriza por temperaturas suaves y la aparición de grandes extensiones de tierra que emergieron sobre el nivel del mar.
El hombre Holoceno, evolucionó aprovechando estos cambios naturales de la configuración del planeta y significó además un enrome impacto por su capacidad para domesticar animales y dominar y modificar el medio ambiente cuando descubre la agricultura, lo que propició el nacimiento de las primeras ciudades y civilizaciones con un tejido social propio y complejo que impulsó a su vez el comercio, la política, las artes, el lenguaje escrito y la comunicación entre seres humanos… y por desgracia también los odios y las guerras.
Los seres humanos dejamos entonces de preocuparnos por la supervivencia del día a día como cuando éramos nómadas y recolectores y tuvimos tiempo para cultivar otro tipo de bienes; la educación, el conocimiento de nuestro entorno, la ética y la sabiduría a través de la filosofía, lo que dio lugar al auge de la Ciencia y la Tecnología, lo que a su vez permitió un adelanto exponencial de las telecomunicaciones desde el Siglo IXX.

Popov, Marconi, Tesla y Cervera, padres de la Radio.
El Antropoceno no es aun oficialmente una Nueva Era, pero su definición hace referencia a la capacidad del hombre para cambiar la tierra, considerándose como inicio de este periodo la Revolución Industrial, acelerador del Cambio Climático natural del planeta, lo que unido al mundo de las ideas, es un indicador claro de cambio de época, que tiene un impacto claro sobre el la biosfera, ya que convierte al Ser Humano en una fuerza capaz de modificar el terreno que pisa a todos los niveles para bien o para mal, alterando ríos y montañas, flora y fauna e incluso la composición química del aire que respira y el agua que bebe.
No todo es malo…
La Nasa acaba de descubrir que las Ondas Largas (utilizadas en sus emisiones radioeléctricas por el ser humano), también han alterado el escudo natural de la Tierra, creando al mismo tiempo uno nuevo, aportando seguridad añadida ante las emisiones dañinas del Sol.
En concreto este nuevo escudo, que se ha creado de forma muy rápida, pues ha aparecido en los últimos 80 años (una escala de tiempo geológico minúscula), se debe principalmente a las emisiones de radio que se llevan efectuando desde la Segunda Guerra Mundial.
Estas emisiones estaban destinadas al seguimiento de submarinos, y por sus características energéticas y su capacidad para penetrar muchos metros bajo el Mar (e incluso bajo la tierra), han sido capaces también de alterar el espacio exterior que rodea al planeta, añadiendo esa energía extra al electromagnetismo natural de nuestro mundo, que ha permitido la vida tal y como la conocemos.
No se pierdan ustedes el vídeo a continuación:
A otros niveles, si los Estromatolitos, pequeños seres independientes que crecían hace millones de años formando colonias dentro de un complejo ecosistema integrado por múltiples individuos, consiguieron «fabricar» el oxígeno que hoy todos respiramos gracias a minúsculas aportaciones individuales, no sería muy descabellado pensar que más de 100 años de una actividad tan minoritaria e igual de independiente como la nuestra, los Radioaficionados tengamos quizás también de algún modo un impacto en nuestro entorno más allá de interferir una TV, y quién sabe si seremos útiles al planeta de forma mucho más positiva…
Quizás formemos sin saberlo una nueva familia dentro de la especie humana;
El Antropoceno Antennae.
Gracias por la lectura, 73 de EC1DJ.
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