Me alertan algunos colegas sobre ciertas publicaciones en las que se me insulta, difama y agrede de forma gratuita, por personas que se esconden tras seudónimos.
Es norma, la ausencia de razones, hace que quién insulta se escude tras una careta. Así es cómo actúan los cobardes.
En España, la Libertad de Expresión es un derecho constitucional, las responsabilidades penales en las que se pueda incurrir, son un caso aparte.
Existe un determinado foro en el que se despachan con un lenguaje basto y soez, contra quienes ellos creen “el enemigo”, y en ese supuesto me implican personalmente.
No tengo el gusto de conocer a algunos de los intervinientes, (ni ganas), a otros sin embargo sí tengo el “disgusto” de conocer…
Quienes escriben allí, lo hacen desde el odio, sabiendo que la razón no les acompaña, y atendiendo a un sentimiento de inseguridad y miedo, lejos de firmar con su nombre se escudan tras seudónimos y avatares que muestran otro tipo de animal diferente solo en la forma y el color, del que han usado siempre… antes verde… ahora marrón, sin duda un color que les va más.
METAMORFORFIMOSIS
Leyendo las intervenciones se ve que tienen cierto gusto por las groserías y las amenazas, y algunas de ellas resultan ciertamente familiares y reconocibles por su forma de expresarse.
Pero cada cual es muy dueño de utilizar el lenguaje que le apetezca y seguro que les gustaría que sus criterios aparecieran en alguno de los diarios con mayor tirada, si bien es patente que sus opiniones carecen del suficiente interés, tanto en el fondo de la cuestión (que no es otra que la difusión de insultos), como la forma grosera y cobarde con la que lo hacen.
Listo KaliXko
El foro dónde se reúnen cual ratas estas alimañas cobardes, es de libre acceso para cualquiera que disponga de Internet. No entraré en si vale la pena gastar dinero en un acceso a Internet, para leer este tipo de inútiles opiniones sobre terceras personas.
Todo lo que culturalmente y a nivel informativo, ofrece Internet, se convierte en foros como este, en una herramienta mal utilizada y desaprovechada.
Tonta del Bote
No es algo nuevo, siempre ha habido quienes desde el cementerio radioeléctrico están siempre dispuestos a descalificar a otros con los que no están de acuerdo.
Aquí cabe citar aquello de que “Poco a poco, hila la vieja el copo” y a quienes saben de qué hablo, sobran más palabras.
Soltar un discurso sin apoyaduras documentales ni jurídicas usando el alcohol como atenuante es un error que se paga caro.
Alf, el Radioaficionado Borracho
Quienes trabajamos por la AFICIÓN (en mayúsculas y en todas sus vertientes, CB incluida), no necesitamos discursos huecos. Los “dimes y diretes” que puedan contener esos anónimos, vengan de donde vengan, son insignificantes.
Ya lo dijo el “periodista” expulsado;
«Más allá de URE todo se difumina, pierde el valor»
(Texto basado en la editorial de URE de Mayo de 1997).
En definitiva, hay foros Para-Lelos nada recomendables que tienen un cometido claro, preciso y dañino.
En la foto Josechu Letón y Francisco Rupto acompañados por Paula Clá
Ahora que están tan de moda esos programa-concurso sobre cocina, hay quién animado por lo que en ellos ve, se planta el delantal, se pone el gorro de cocinero, eso sí, sin quitarse el cigarro de la comisura de los labios, (cuanto más a punto de caer en la olla, mejor) y se dedica a preparar su guiso estrella…
No es el mejor, pero es el único que sabe hacer, ese «lo borda» a base de prepararlo una y otra vez.
Es como en aquella canción de Riki lópez, «El Menú del Bar Rambo«, dónde el menú del día era siempre el mismo todos los días;
-«De primero, sopa de…, de segundo, patatas con…«
Por si alguno de vosotros quiere ponerlo en práctica, (aunque no lo recomiendo), pasaré a daros la receta infalible para conseguir una indigesta comida-merienda-cena (que es tan perfecta que se puede tomar a cualquier hora, incluso hasta para desayunar).
Prepararemos antes de nada un caldo turbio en el que se cocinará el guiso y a continuación nos centraremos en el plato principal, una comida cuanto más pesada, grasienta y capaz de ensuciar al comensal por dentro y por fuera, mejor.
Parafraseando a Los Nikis y su «Fiesta Medieval«;
«Comeremos con las manos, comeremos con los dedos, no habrá servilletas ni servilleteros…»
Lo ideal, dado el trabajo que conlleva, es hacer esta receta para cuatro o cinco comensales, que tengan buen tiro, y que no sean escrupulosos, (que no tengan escrúpulos, vamos)…
Para preparar esta bomba culinaria, necesitaremos algún pardillo que nos sirva de plato principal, puede ser uno o varios, y si tienen algo de «peso» mejor… hay que buscar bien el objetivo y procurar por todos los medios que acabe en la mesa con una manzana en la boca, una ramita de perejil en el trasero y bien doradito, para que brille y llame la atención (eso es lo más importante, para que quienes rodeen a los comensales sepan que se lo están merendando).
Necesitaremos también 500 gramos de desvergüenza en grano, 300 gramos de mentiras, nos puede servir cualquier cosa para rellenar al incauto a quién se va a freír, por ejemplo que un día se le pilló con el dedo en la nariz, y que disimuladamente pegó el «regalito» debajo de la silla…, que una vez se tiró un pedo en misa…, en fin, cualquier cosa vale, pero tiene que tener mucha masa, ser un poco escatológico, y tener una pizca de verdad, solo un poco, lo justo para dar «consistencia«.
Es importante contar con un ayudante de cocina, alguien que atestigüe las mentiras, (por ejemplo que lo del pedo en misa se sabe porque fulanito que estaba en el banco de atrás lo masticó y aún hoy lo sigue rumiando)…
Es indispensable una tacita de indignación llena hasta el borde, (si no se tiene a mano, que será lo más normal, se puede inventar) y un vasito de vino, de los de chupito…, si no tenemos vino nos valdrá bourbon, whisky, o lo que podamos encontrar en los floreros y los ceniceros del comedor.
Preparación:
Se mezclan en una olla el vasito de vino, con la taza de indignación, se remueve (mejor si la olla es de esas de hierro, está sucia y oxidada), y se pone al fuego, bajito… Esto hará que los vapores del alcohol eleven la indignación y llenen la cocina de un ambiente denso, que al propagarse al comedor, conseguirá que los comensales comiencen a producir bilis y jugos gástricos, ya que los necesitarán en grandes cantidades, si alguno comienza a salibar en exceso, al estilo de los Perros de Pavlov, habrá que sacarlo unos minutos a la calle para que se airee.
A continuación amasaremos las mentiras y las estiraremos para enrollarlas sobre sí mismas como un tubo, de forma que queden huecas y abulten mucho, para que parezcan grandes verdades. Para afianzar el sabor a «verdad de la buena» las rellenaremos con una pizca de verdad que encontremos por ahí, (vale cualquier cosa cierta, aunque no tenga nada que ver con el incauto o también podemos hacer una falsa adulación, ensalzando algún valor que se le reconoce por todos). Des estas mentiras en forma de rollo, hacemos varias, tantas como los comensales estén dispuestos a tragar.
Se añaden a la olla y se deja a fuego lento, manteniendo el «chup-chup» a costa de ir añadiendo la desvergüenza en grano poco a poco, no toda de golpe para que el sabor no la delate, (mucha desvergüenza podría arruinar el guiso).
Se deja así varias horas, (a gusto del cocinero), para luego ir avivando el fuego progresivamente hasta conseguir que el olor nauseabundo y pestilente, por fin atraiga al incauto o incautos que será nuestro plato único… (para cuatro personas, con uno basta, que si no puede resultar indigesto).
Una vez añadido el incauto pardillo (que ya debemos haber elegido previamente), se rellena con las medias verdades que preparamos antes, y se le unta bien con la indignación, (si la indignación ha perdido «cuerpo«, podemos añadir más vino, whisky o lo que sea)…
Se tapa la olla y se deja reposar, no mucho, solo un poco.
Después se vuelca el contenido en una fuente, se añade la manzana a la boca del cocinado y se le coloca la ramita de perejil, se decora con guindas a modo de guarnición gráfica y se sirve en la mesa, (a ser posible cuadrada, como la de «Monty Python«).
De postre fruta del tiempo, melón es lo más indicado.
Para acabar la sobremesa serviremos ocho o diez chupitos necesarios para digerir todo esto, tanto da que sean de whisky, vodka o licor café.
Como la digestión mantendrá satisfechos a los comensales unos días, tenemos tiempo de preparar de nuevo este menú, pero es recomendable, para no cansar, elegir un nuevo incauto al que hincar el diente, a no ser que aún nos queden sobras del anterior. En ese caso siempre podemos hacer croquetas, o empanadillas mentales.
Bon apettit.
73.
PD.
Que nadie juegue con casualidades, algo que en este país es muy frecuente, como todos sabemos.
Por cierto, si ha leído esto y cree que se ha perdido algo, las claves para saber de qué hablo en esta entrada están en el foro de «Asuntos Internos» de URE, en concreto pruebe a buscar; «Violando a la pepa (parte 1) y «Green Frog Leaks».
¿Que no conoces la canción de Riki López?, vaaaargame!